Ayer 15 de Agosto de 2010 el Bar La Posada de Rivas celebró con una emotiva fiesta a la que no faltó nadie, su 25 aniversario. Un cuarto de siglo atentiendo de forma amable y con profesionalidad a todos los que durante ese largo tiempo han atravesado el umbral de su puerta. La Banda de Música de Rivas quiere desde su página web felicitar al Bar la Posada y a todos sus miembros por el magnifico acto organizado ayer en el que no faltó la música y el baile, amenizado por La Troba, ese mágnifico grupo musical de nuestra tierra, y por estos 25 años de buenos ratos.
AL BAR LA POSADA
Sopla el cierzo en agostos trasnochados y el aroma de los cortados descafeinados fluye en el porche, al abrigo de ventiscas indolentes. Aparece el bochorno cálido y seco y se soporta con jotas y rancheras en la barra, o con conversaciones profundas en mesas repletas en una plaza roja sembrada de críos y bicicletas. Finalizan tardíos ensayos invernales de una banda ilusionada y allí nos espera, en viernes de inviernos crudos, un café bien caliente y una sonrisa socarrona tras la barra.
Y en domingos de resacas, tras noches de jolgorio, los calamares y las banderillas preparadas con esmero preceden a meriendas de cuadrillas en manteles de papel, mientras insignias blanquillas y blaugranas presiden repletos botelleros.
Así es La Posada, nuestra Posada. Algo más que un bar. Lugar de encuentros apacibles, sede de tardes de inmensas alegrías allá cuando los blanquillos hacíal el disfrute de niños y abuelos; de tardes de locura bañadas en cava cuando Iniesta nos hizo a todos tocar el cielo con los dedos. Y tambíen lugar de tristezas, de penas, de sufrimientos por acontecimientos inesperados.
La Posada es también lugar de entusiastas tardes de guiñote, de tutes de abuelos que se sientan y sienten como en casa. Porque como en casa nos hemos sentido todos a lo largo y ancho de este cuarto de siglo de andadura, en ese lugar donde el trato es alegre, donde las discusiones acaban ahogadas por un par de cañas bien tiradas, donde críos acuden en calurosas noches de verano a calmar su sed de agua, mientras los botes de chucherías se abren y cierran sin parar y las pipas en la terraza conducen agradables tertulias.
¿A donde vamos? A La Posada; ¿De donde venimos? De La Posada. Nos vemos en... La Posada. Referente de Rivas y sus gentes como pocos lugares, veinticinco años sirviendo sonrisas, aún cuando la ruidosa persiana echa el cierra mientras el lucero se adivina entre la Marcuera y el Moncayo y la tertulia continúa como en casa.
Son esos pequeños momentos los que van marcando nuestras vidas. Y en noches sin terrazas, en días sin guiñotes o en domingos sin meriendas con mantel de papel, allá donde uno se encuentra, acuden a la memoria esas mesas de madera, esas cañas bien tiradas y esas amables sonrisas tras la barra de... La Posada.
FELICIDADES
No hay comentarios:
Publicar un comentario